lunes, 27 de febrero de 2012

Según yo: pierde Más sabe el diablo por viejo...

Sí, sí.sí. Podrán ser muy especialistas en teorías de la comunicación, profesionales en "estrategias ganadoras", especialistas en campañas electorales; si, si, si. Podrán ser doctorados en comunicación política, maestros en imagen pública. Podrán se Dios en poder y mucho más, pero en resultados electorales, nadie es profeta, nadie es adivino. Lo que si es cierto, es que el gobernador del Estado ya tiene candidato a sucederle, pero antes pasar por la presidencia municipal de esta capital.
En resumen y sin rodeos: el gobernador quiere que su cuñado, sea alcalde de la capital del estado.
Pues bien, considerando todas las posibilidades, vamos a concentrarnos en las fortalezas y debilidades del licenciado Fernando Manzanilla Prieto, ok?
Fortalezas: única, tener el poder político en el estado de Puebla.
Debilidades: varias. Poder político y poder económico, son insuficientes para ganar una elección.
Otra debilidad es, no ser poblano. Y no necesariamente se refiere el asunto a no ser nacido en Puebla, pues eso es irrelevante. Los poblanos somos especiales, muy especiales. El poblano se considera aquella persona que crece y tiene vínculos en la sociedad de esta capitla. Aquí crecer, ir a la escuela, tener vínculos, amistades, complicidades y negocios, afinidades y por lo menos amigos y anécdotas. Manzanilla no lo tiene.
Otra debilidad es que nadie lo conoce. Es decir, lo conocen algunas personas cercanas al gobierno, pero el grueso de la sociedad no lo sienten suyo. No es poblano, pues. Podrá tener un acta de nacimiento o una constancia de ciudadano para cubrir el expediente, pero la poblanidad, la cercanía, no la tiene.
Digamos que es una especie de Zavala: muy cercano al gobernador, pero sin identidad con la poblanidad.
Y la última debilidad, en ese somero resumen de "Fodas": es cuñado del gobernador. Difícilmente los poblanos aceptamos que los políticos pongan y dispongan. Y es más difícil que aceptemos que el poder se traspase entre familiares
La época del avilacamachismo ya pasó, aunque las prácticas sean vigentes.
Los poblanos aceptamos al gobernador, pero no a su cuñado.
Le falta poblanidad y esa, no se compra con los diputados.

El Verdugo
Mario Marín creyó que por ser gobernador podría poner y disponer de la política en Puebla. Creyó que podría dejar de sucesor a Javier López Zavala, un buen hombre pero chiapaneco. Los poblanos dijeron no, a través del voto. Una cosa es lo que el gobernador cree y otra lo que los poblanos pensamos, actuamos y votamos. El Verdugo dice: Manzanilla es igual a Zavala, políticamente hablando.

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