martes, 17 de septiembre de 2013

De Ávila Camacho a Moreno Valle

Por: Carlos Macías Palma
cmaciaspalma@yahoo.com.mx
@cmaciaspalma


¿Para qué es el poder? ¿para cederlo o ejercerlo? ¿para qué sirve tener el poder absoluto? ¿para compartirlo con los grupos políticos y andar pidiendo opinión o para  aplicarlo al libre albedrío? El poder político es para aplicarlo y punto.
Así es como en Puebla el gobernador Rafael Moreno Valle tiene y aplica el poder. Y gracias a ello es capaz de hacer lo que quiera. No por nada su trabajo le ha costado. Por lo tanto, el señor gobernador puede hacer lo que quiera .
¿Ejemplos? Todos: La Estrella de Puebla, la privatización de las carreteras poblanas, el manejo de los partidos políticos; la sumisión que tienen los Poderes Legislativo y Judicial; el nombramiento de funcionarios fuereños; la construcción de puentes y obras al antojo y la recientemente la privatización del servicio de suministro de agua potable. A eso agregar el endeudamiento público y la concesión del alumbrado público.
Desde luego, habrá que sumar las obras como el Centro Integral de Servicios y todo lo que Puebla necesita o no necesita. El gobernador, bien ganado lo tiene, hace lo que quiere y le vende a los poblanos la idea de que estamos en plena transformación y que lo mejor está por venir. Y los ciudadanos le compran hasta los espejitos.
Ahora bien, hacer una crítica a bote pronto de lo que no sabemos qué va a pasar, sería irresponsable. Tal vez pudiera darse el caso de criticar al gobernador nada más para sumarse a las voces que están en desacuerdo con su política y sus acciones. Sin embargo, hay que darle el beneficio de la duda y evaluar en su momento los beneficios o perjuicios que se tengan de la administración morenovallista.
Claro que habrá de pasar largo tiempo para saber de los resultados de tener una rueda de la fortuna itinerante más grande de Latino América, de la privatización de Soapap y del endeudamiento a través de los llamados PPS (Proyectos de Participación Social, que de participación social no tienen nada, más bien de participación empresarial).
La era morenovallista pasará a la historia como la del poder más absoluto después de Maximino Ávila Camacho. Claro que los tiempos hoy son diferentes en cuanto al autoritarismo avilacamachista y el morenovallista, pero no dejan de ser autoritarios. El de ayer era con violencia, el de hoy está disfrazado de democracia y envuelto en jugosos negocios.
Mientras llegan los tiempos electorales del año 2016, cuando los poblanos habremos de elegir a un gobernador de un año 8 meses, la situación política en Puebla será la misma por el absoluto control sobre Poderes constitucionales, medios de comunicación, autoridades municipales, sindicatos, diputados federales, actores y partidos políticos, organismos empresariales y todo lo que se ponga enfrente.
Lo único que le falta al señor gobernador es controlar al volcán Popocatepetl y no dudemos que hasta eso llegará a tener bajo su mandato. Ya nada detiene al candidato presidencial del Partido  Acción Nacional para el 2018. Y nada es nada.

El Verdugo

Todos los políticos del morenovallismo tienen ganas de convertirse en el minigobernador. Creen que tienen los méritos para serlo. El Verdugo dice: Sueñan. El favorito es Jorge Aguilar Chedraui.
Gracias.

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