jueves, 14 de noviembre de 2013

El desprecio a Eduardo Rivera

Por: Carlos Macías Palma
cmaciaspalma@yahoo.com.mx
@cmaciaspalma


El hecho de que el presidente municipal de Puebla Eduardo Rivera Pérez no haya sido convocado a la reunión del gobernador con los diputados federales poblanos hace tres días, no debe sorprender a nadie. Menos aun, que uno de los protagonistas de la reunión nocturna en Casa Puebla haya sido el alcalde electo Antonio, Tony, Gali Fayad.
La mancuerna Rafael Moreno Valle-Tony Gali está trabajando, gobernando y proyectándose desde que éste último ganó las elecciones en julio pasado. Como nunca, el electo ha sido incorporado a todas y cada una las decisiones de gobierno de la capital del Estado, mientras el edil Rivera Pérez regresó al lugar que le asignó el gobernador: ninguneado e ignorado.
Claro que si nos ponemos estrictos, nada tendría que hacer Rivera Pérez en las reuniones de planeación del próximo gobierno de Gali, pues apenas haya transcurrido mes y medio del año 2014 se convertirá en ex presidente municipal de Puebla ¿A qué viene? Diría el gobernador al revisar la lista de convidados a la casa de los Fuertes.
Sin embargo, un poco de cortesía política no está por demás. Haber llevado a Eduardo a la reunión (que no es obligación), sólo hubiera sido un acto de decencia y no necesariamente de desprecio a su persona, a su investidura, a su gestión municipal, a su autoridad moral en el panismo.
Pero bien, el proceso electoral ha quedado atrás y los resultados de la voluntad popular le dieron al gobernador un respaldo increíble, un fortalecimiento inusual, un triunfo inesperado. El morenovallismo superó cualquier expectativa y terminó como un sólido grupo perfectamente blindado para enfrentar cualquier embate político y vencer a los adversarios, incluido el actual grupo en el poder presidencial.
Y esa fortaleza política, social, electoral y económica le permiten al gobernador terminar, de tajo, con la “luna de miel” que políticamente vivió con el panismo, con la derecha, con el yunque, es decir, con el grupo del panismo tradicional que de alguna manera encabeza o representa el edil Rivera Pérez.
En pocas palabras: Lalo Rivera ya no le sirve.
Si a esto le agregamos el activismo del edil capitalino a favor de la soñadora aspirante a dirigir el PAN nacional, Josefina Vázquez Mota, pues la situación termina más tensa o mejor dicho: un edil ignorado por su gobernador.
Odio decirlo pero, se los dije.

El Verdugo

Eduardo Rivera Pérez seguirá a merced del morenovallismo por los próximos años, pues de aquí a que le aprueben las cuentas públicas Tony Gali ya será gobernador del Estado. El Verdugo dice: para defenderse, Lalo será diputado federal plurinominal en el 2015.
Gracias.

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