miércoles, 13 de noviembre de 2013

De nada sirve controlar al IEE

Por: Carlos Macías Palma
cmaciaspalma@yahoo.com.mx
@cmaciaspalma


¿Realmente es de utilidad para los gobernadores tener bajo su control a los organismos electorales? Mario Marín tuvo bajo sus órdenes al Instituto Electoral del Estado de Puebla y aun así perdió las elecciones en el año 2010, mismas que llevaron a Rafael Moreno Valle a un histórico triunfo ¿Qué tanta utilidad representó para el ex gobernador Marín mandar en el IEE si de todas maneras los ciudadanos rechazaron en las urnas su propuesta de perpetuarse en el poder a través de la figura del hoy diputado federal Javier López Zavala? 
Para Manuel Bartlett en las elecciones locales de 1995 ¿qué tanta utilidad le representó tener el control de los organismos electorales si finalmente los electores decidieron que el Partido Acción Nacional ganara en los principales municipios del territorio poblano? Melquiades Morales sufrió algo similar en sus elecciones intermedias, perdiendo para el PRI la capital del Estado y otros tantos ayuntamientos importantes.
Así es que la famosa versión esa de que tener bajo el mando y manto a los organismos electorales garantiza triunfos electorales, no es más que una verdadera leyenda. La verdad es que los ciudadanos acuden a las urnas a ejercer el voto a favor de las y los candidatos que mejor les parece y/o convence sin importar quien carambas esté al frente de cada instituto electoral.
Finalmente, la gente no vota por los consejeros electorales, vota por los candidatos y en menor proporción por los partidos políticos, organismos que por cierto conservan una base de votantes a la que pomposamente han decidido llamar “voto duro”.
Ahora bien, quienes salen ganando con esa leyenda son quienes trabajan en los organismos electorales, no sólo porque son objeto de un jugoso salario que a final de cuentas es de alto costo para el erario público, sino porque en realidad nada aportan a la democracia. Los consejeros electorales y todo el personal, son verdaderamente una pesada carga para los ciudadanos, pues en años no electorales su razón de ser no tiene sentido.
Pues bien, honestamente de poco o nada sirve que los gobernadores coloquen sus piezas en el ajedrez de los organismos electorales. De ser así, entonces quien sea gobernador ganaría todas las elecciones en la historia como si se tratara de una monarquía.
Cuando los gobernadores cometen errores severos a lo largo de su gestión y aun así se equivocan en la selección de su sucesor, los ciudadanos deciden rechazar la propuesta. El más reciente caso poblano es, insisto, del licenciado Marín quien decidió a favor de Zavala y dejó en la lista de espera a dos serios competidores como Blanca Alcalá y Enrique Doger.
Los ciudadanos dijeron no a la propuesta de Marín y decidieron a favor de un candidato que representaba un cambio y sobre todo, el freno a la corrupción que el marinismo prohijó y que le genera una pésima imagen entre los poblanos y más allá de las fronteras.

El Verdugo

Los consejeros electorales no deciden una elección. A quienes se debe comprar es a los dirigentes de los partidos políticos y a sus representantes ante el IEE y/o el IFE. El Verdugo dice: y salen hasta más baratos.
Gracias.

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