Cuando un artículo aparece en el mercado, necesita promoción. Nadie conoce el producto y es importante que el consumidor lo conozca y adquiera de acuerdo a sus necesidades y posibilidades económicas. Todos queremos el auto deportivo de moda, pero no está al alcance de todos. Entonces, promoción requiere aquello que no se conoce.
Lo mismo pasa en el mercado electoral. Los ciudadanos acuden a las urnas a votar por aquella o aquel que le convenza, le caiga bien o sea lo menos peor que pueda escoger, según la apreciación de cada quien.
Lo mismo pasa entonoces con la intensa actividad que tienen tres de quienes aspiran a ser candidato a la presidencia municipal de Puebla y que pertenecen al equipo de trabajo del gobernador Rafael Moreno Valle. Es decir, tres de los morenovallistas: Antonio Gali Fayad, Fernando Manzanilla Prieto y Jorge Aguilar Chedraui.
Ahora bien, de los tres personajes públicos habrá especialistas que se encargarán de hacer críticas a la manera en que están llevando su promoción e intensa campaña, pero lo que a este reporteto le incumbe es comentar que de ellos, Antonio Gali Fayad es el más conocido entre la sociedad poblana.
Y no es que Gali haya salido mejor en la foto o aparezca más en noticiarios de radio y televisión, intenet o periódicos y revistas. No. Lo que pasa es que ha vivido en Puebla, estidió aquí, en Puebla se casó y en pocas palabras tiene arraigo, poblanidad pues.
Manzanilla y Aguilar Chedraui son personas que se desarrollan en la administración pública. Uno es Secretario General de Gobierno y el otro de Salud. Ellos tienen varios años en el ejercicio de la función pública y en cargos importantes, pero difícilmente se escucha que el grueso de la sociedad diga: sí, fue mi compañero; sí, ibamos juntos a la disco; si, anduvo con la vecina más guapa de la calle o la más bonita de la escuela.
Ya sé que para los estudiosos de los fenómenos mercadológicos y para quienes son especialistas en la mercadotecnia política, este argumento pueblerino, aldeano y sin sustento científico no cuenta y tienen razón; allá ellos, en su mundo, en la Disnelandia de la política.
Sin embargo, en las urnas cuenta más la poblanidad, el arraigo o me cae bien, que la capacidad de los actores políticos. Insisto: es increíble que en una ciudad conservadora, simpatizante de Acción Nacional y claramente separatista (hasta xenofóbica, diría) Andrés Manuel López Obrador hubiera ganado en las recientes elecciones.
Increíble que el candidato de los pobres, haya sido votado a favor por los ricos de Puebla. Así es que el mercado electoral poblano es tan, pero tan volatil, que todo puede pasar. Salud señores. Mientras tanto, sigan en su campaña.
El Verdugo
Varios políticos poblanos decidieron emigrar al DF para encontrar las oportunidades que el gobierno de Mario Marín les arrebato con su arrogancia y soberbia desbordante. El Verdugo dice: de haberse quedado, lo menos que podría pasarse es que no los persiguieran penalmente por el dinero que se robaron otros. Los de la burbuja, pues.
Lo mismo pasa en el mercado electoral. Los ciudadanos acuden a las urnas a votar por aquella o aquel que le convenza, le caiga bien o sea lo menos peor que pueda escoger, según la apreciación de cada quien.
Lo mismo pasa entonoces con la intensa actividad que tienen tres de quienes aspiran a ser candidato a la presidencia municipal de Puebla y que pertenecen al equipo de trabajo del gobernador Rafael Moreno Valle. Es decir, tres de los morenovallistas: Antonio Gali Fayad, Fernando Manzanilla Prieto y Jorge Aguilar Chedraui.
Ahora bien, de los tres personajes públicos habrá especialistas que se encargarán de hacer críticas a la manera en que están llevando su promoción e intensa campaña, pero lo que a este reporteto le incumbe es comentar que de ellos, Antonio Gali Fayad es el más conocido entre la sociedad poblana.
Y no es que Gali haya salido mejor en la foto o aparezca más en noticiarios de radio y televisión, intenet o periódicos y revistas. No. Lo que pasa es que ha vivido en Puebla, estidió aquí, en Puebla se casó y en pocas palabras tiene arraigo, poblanidad pues.
Manzanilla y Aguilar Chedraui son personas que se desarrollan en la administración pública. Uno es Secretario General de Gobierno y el otro de Salud. Ellos tienen varios años en el ejercicio de la función pública y en cargos importantes, pero difícilmente se escucha que el grueso de la sociedad diga: sí, fue mi compañero; sí, ibamos juntos a la disco; si, anduvo con la vecina más guapa de la calle o la más bonita de la escuela.
Ya sé que para los estudiosos de los fenómenos mercadológicos y para quienes son especialistas en la mercadotecnia política, este argumento pueblerino, aldeano y sin sustento científico no cuenta y tienen razón; allá ellos, en su mundo, en la Disnelandia de la política.
Sin embargo, en las urnas cuenta más la poblanidad, el arraigo o me cae bien, que la capacidad de los actores políticos. Insisto: es increíble que en una ciudad conservadora, simpatizante de Acción Nacional y claramente separatista (hasta xenofóbica, diría) Andrés Manuel López Obrador hubiera ganado en las recientes elecciones.
Increíble que el candidato de los pobres, haya sido votado a favor por los ricos de Puebla. Así es que el mercado electoral poblano es tan, pero tan volatil, que todo puede pasar. Salud señores. Mientras tanto, sigan en su campaña.
El Verdugo
Varios políticos poblanos decidieron emigrar al DF para encontrar las oportunidades que el gobierno de Mario Marín les arrebato con su arrogancia y soberbia desbordante. El Verdugo dice: de haberse quedado, lo menos que podría pasarse es que no los persiguieran penalmente por el dinero que se robaron otros. Los de la burbuja, pues.
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