lunes, 5 de diciembre de 2011

Pleito de rivales de amores

Esta es la historia de tres personajes que de alguna manera combinaron su vida privada con la vida pública, gracias a la utilización de recursos del erario del Estado. Se trata de personajes cuyos nombres son ficticios y cualquier semejanza con la realidad, es mera coincidencia. Insisto, mera coincidencia:
Había una vez en un reino muy lejano, un tipo que llegó a ser rey gracias al destino. Su esposa, una buena mujer, se convirtió en reina gracias al destino. Ambos eran felices tratando de atender las demandas de los súbditos y así pasaron muchos años felices.
El rey Mario y la reina Margarita aparentaban ser el ejemplo del matrimonio real, sin que los súbditos se dieran cuenta de las diferencias matrimoniales de la realeza. La reina Margarita aguantaba de manera estoica las infidelidades del rey Mario, pues no pasaban de ser relaciones pasajeras que su majestad tenía con chicas de la vida galante que le acercaban con frecuencia amigos, proveedores y miembros de la corte.
Todo era normal dentro de lo anormal, hasta que un día el rey se encontró con una chica, una plebeya quien pese a ser menor de edad, tenía la malicia para conquistar al rey, Lo encontró en un evento público y se le acercó ofreciéndole sus encantos a cambio de convertirse en reina. ¡Claro! la jovencita quería ser reina y conquistó al rey a tal grado que no le importó provocar la ira de la reina Margarita, quien reaccionó como una clásica mujer víctima del engaño de su esposo.
La atrevida jovencita de nombre Jesica hizo todo lo necesario para conquistar al rey. Lo amó tanto que decidió convertirse en la madre de dos hijas ilegítimas del soberano. El rey por su parte, amaba a esas pequeñas, pero no podía presumirlas. ni presentarlas en sociedad, ni nada por el estilo.
Pero la reina Margarita no podía quedarse cruzada de brazos y ver manchado su nombre como mujer, su investidura real y ser la burla de las otras señoras de la corte. Así es que con el apoyo de los guardias del palacio, se dedicó a seguir y perseguir a Jesica, la amante del rey. Y ¡la encontró! Un buen día se paró frente a ella y olvidando su investidura real le dijo lo que en estos casos se dice:
"Maldita bruja. Escuincla. mocosa y prostituta. Deja en paz a mi marido (Mario, el rey). Es un hombre casado y no te voy a permitir que sigas con él". Y un para de bofetadas, viles cachetadas guajoloteras, cerró el encuentro entre las rivales de amores. Jesica, la amante sorprendida solamente alcanzó a guardarse su coraje, pero también a preparar su contraataque. Y esa... es otra historia.
 
El Verdugo
La infidelidad de pareja en una relación sentimental ha acompañado a los seres humanos durante la historia. El Verdugo dice: se vuelve tema interesante cuando involucra a un exgobernador, a su esposa y a la amante y más aun, cuando la señora sale a cachetear a la otra. Salud.
Gracias

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