viernes, 26 de abril de 2013

Los de hoy son igual de rateros


Por: Carlos Macías Palma


Ayer.- Esos tiempos ya pasaron. Qué tiempos aquellos en lo que los bolsillos de los funcionarios del pasado sexenio estaban llenos de billetes, al igual que sus cuentas bancarias, las de sus empresas, las de sus familiares, en fin. Esos tiempos quedaron en la nostalgia y la historia va a registrar el gran flujo de efectivo que se dio en el marinismo.
Hoy.- La situación es radicalmente diferente. Por un lado, el uso de la tecnología y un moderno sistema financiero protege a los funcionarios del actual gobierno de una persecución por enriquecimiento inexplicable.
Ayer.- Las comisiones por obras públicas, prestación de servicios o suministro de bienes, se pagaban en efectivo; en portafolios o sobres llenos de billetes en nominaciones de un mil y quinientos pesos. Las maletas de dinero se llevaban directamente a las oficinas del funcionario donde eran entregadas per-so-nal-men-te.
Hoy.- La vieja práctica de entregar comisiones; de ponerse la del Puebla; de cumplir con el diezmo, de dar una lana a cambio de beneficios y contratos millonarios no se ha perdido, sólo se ha transformado. Dejó de ser corriente, churpia y marinista para volverse perfumada, fina, de élite y morenovallista.
Ayer.- Javier, Mario, David, Alejandro, Dario, Arturo, Juan Carlos, Valentín, Gerardo, el otro Javier y toda la runfla de exfuncionarios, salían arrastrando las bolsas de dinero en efectivo que cobraban a proveedores y así, se reportaban con el señor de los cerros cargando las maletas de billetes. Había dólares, euros, pesos, centenarios y hasta lingotes de oro, a más de relojes, joyas y dos botellas de cognac.
Hoy.- El dinero huele a perfume, a oficina moderna, a computadora, a piel de becerro. La diferencia es que ahora no te piden la maleta de efectivo, ahora te dan una lista de empresas a las que debes hacer transferencias electrónicas bancarias y hasta tu factura te dan, dizque para que no quede huella
A final de cuentas son iguales. El dinero sólo hace la diferencia en gustos y estilo de vida, más no en corrupción, voracidad y raterías.

El Verdugo
Con un “orale, va” el Presidente se despidió del gobernador. Un “orale va” que deja más sospechas que satisfacciones. El Verdugo dice: sospecho que le dijo: “señor Presidente, mejor le entro con usted, para no terminar como la Maestra”… Orale va, fue la respuesta.
Gracias

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