lunes, 2 de julio de 2012

Es de Muy buena Fuente


Para hablar o escribir de los ganadores de la jornada electoral habrá mucho tiempo. Pero como siempre en las derrotas, pronto se olvidan quienes pierden. Hoy el país y el estado despiertan con una nueva geografía política, de la cual el más afectado es el Partido Acción Nacional y sus gobernantes: Felipe Calderón Hinojosa, Rafael Moreno Valle y para el caso de la ciudad de Puebla, Eduardo Rivera Pérez.
¿Qué pasó? ¿por qué los ciudadanos decidieron por los candidatos de izquierda y no por quienes quieren seguir transformado Puebla? ¿qué llevó a los poblanos de las clases medias y medias altas y altas a votar por la izquierda mexicana? La verdad es que será motivo de análisis de muchos quienes se dedican a opinar. Sin embargo, así, a vuelo de pájaro, fue una decisión ciudadana muy a la mexicana.
Es decir, para el caso de Puebla la gente decidió salir a votar por Andrés Manuel López Obrador porque se ha dado cuenta que el cambio de partido en el gobierno, realmente no representa ningún cambio en el gobierno. Para el caso es lo mismo y lo único que cambia son los grupos en el ejercicio del poder público.
Si Andrés Manuel López Obrador hubiera ganado la presidencia de la República, nada en este país hubiera cambiado. El Seguro Social seguiría dando el mismo servicio, el ISSSTE igual y Petróleos Mexicanos seguiría generando funcionarios ricos. La única diferencia sería en los nombres de quienes estarían al frente de las instituciones, esas a las que López Obrador mandó al diablo hace 6 años.
En fin, para Puebla es un golpe muy fuerte para el gobernador Rafael Moreno Valle, quien por primera vez suma una derrota política de magnitud en su largo historia de competencia política. Acostumbrado a ganar, Moreno Valle hoy deberá convivir con la nueva geografía política poblana y de paso, justificar que sus candidatos cargaron con todo lo negativo que tiene Acción Nacional: un presidente mal evaluado, una candidata presidencial pésima, una división entre el gobierno y los ayuntamientos panistas y la marcada diferencia entre el gobierno del Estado y una elección federal.
Los habitantes de Puebla establecieron perfectamente la diferencia. Los votantes distinguieron entre las obras del gobernador y lo que ayer estaba en juego: la presidencia de la República. Los poblanos son como son y nada los va a cambiar. Así haga lo que haga, el desempeño de un gobernador no es decisivo en una elección.
Esta historia se repite. Manuel Bartlett, el mejor gobernador que ha tenido Puebla, le apostó todo para que en 1995 el PRI ganara las elecciones intermedias y a cambio, la gente dijo: No. Dijo, en Puebla gana el PAN y así fue.
Mario Marín pensó que porque el PRI ganó las elecciones federales del 2009, en el año 2010 iba a poder hacer ganar a su candidato a gobernador y ya vimos lo que pasó, perdió.
Así es que el desempeño de un gobernador, no es decisivo en una elección. Que conste.

El verdugo
Javier Lozano Alarcón, candidato del PAN a Senador presumió que ganó el debate. El verdugo dice: Sí Lozano ganó el debate, pero perdió la elección.

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